En el mundo ya no existen los países, no existen los gobiernos, solo existen los bancos. El sistema bancario, que poco a poco fue devorando al resto de la economía mundial, ahora divide el planeta en sucursales. La vida se reduce a servir al banco y las leyes que se aplican son las del mercado. Quienes consiguen una remuneración, sobreviven. Aquellos que no, mueren abandonados en las calles y son retirados por robots recolectores de cadáveres.
El profesor Ramiro Kueder enseña historia en el Centro de Instrucción Bancaria de la ciudad-sucursal 322 del Banco Ateneo. Hace tiempo que carga un conflicto entre los contenidos que enseña y las propias preguntas sin responder. Preguntas que no comparte ni con Analía, su novia desde hace ocho años, ni con su familia. Especialmente con su padre, Fabián, quien siempre se preocupó en darle un buen nivel de vida y es un acérrimo defensor del sistema bancario.
La vida de Ramiro se ve sacudida cuando la muerte de su padre quiebra la cotidianeidad. Las misteriosas y confusas causas del deceso junto con las últimas palabras de Fabián, instándolo a hablar con su abuelo Mario, cambian sus perspectivas y le dan un nuevo propósito: descubrir qué le ocurrió a su padre.
